Hay instantes que, sin previo aviso, logran arrancarte una sonrisa, despertar la ternura o simplemente recordarte lo bonito de lo simple.
Este es uno de ellos:
Una mirada curiosa, un gesto inesperado o una pequeña reacción que dice más que mil palabras… A veces, eso basta para reconectar con lo cotidiano desde otra perspectiva.
No hace falta entenderlo todo. Solo sentirlo.